El K2 y los melones.

Hubo un tiempo no muy lejano en este país, en el que un periodista tenía que tener mucho cuidado con lo que escribía. Si se pasaba un pelo, unos señores no siempre muy amables, vestidos primero de gris y luego de marrón, hacían una gira por los quioscos retirando la publicación en cuestión.

Ahora la situación ha cambiado, todo el mundo es libre de decir lo que crea, (como debe de ser, ya lo decía el Rosendo), ahora cualquiera puede decir cualquier sandez y quedarse tan ancho como largo. No hay problema.

Pero no confundamos, un periodista, o alguien que ejerce como tal, que escribe en un medio público, debe tener cierto rigor en lo que dice.

Muchas veces en la prensa y televisión no se cuentan las noticias tal como son, sino como al periodista o al redactor le gustaría que fueran para poder conseguir ese punto más de audiencia que le asegura la continuidad de su trabajo.

Esto es así, el dinero todo lo mueve. Los medios de comunicación no son un servicio público, son empresas que buscan rentabilidad. Y para conseguir esa rentabilidad vale todo.

Luego están los tertulianos, columnistas y demás que “crean opinión”, esos “pseudogurús” que hablan y escriben de todo sin saber de nada. Claro, no dan noticias ni información, sólo opinan, por eso nunca les puedes decir que no dicen la verdad, aunque escriban verdaderas tonterías.

Dentro de esta rama del pseudoperiodismo están también lo que yo llamo francotiradores. Disparan a todo lo que se mueve, da igual quien sea y por la razón que sea. Lo importante es hacer un artículo poniendo a caldo a alguien. Y da lo mismo que sea un futbolista, un político, un personaje del corazón, o la vecina del quinto derecha. Es habitual encontrarlos escribiendo en dominicales, en columnas de opinión de diarios y revistas y en ciertos programas de radio y televisión.

Y tiene su explicación, es más fácil insultar y poner a parir a alguien que escribir algo nuevo, algo que sirva para algo, algo inteligente… Total da lo mismo, lo importante es escribir, no lo que se escribe, ya que se cobra por palabra, no por contenido.

Ejemplo de esto es el artículo de David Torres en el mundo (digital) sobre las muertes producidas en el K2.

En este ¿artículo de opinión? el tal David se permite juzgar la actuación de los implicados, y duda de que la mayoría de los fallecidos sean alpinistas de verdad.

Claro, el nunca afirma, tan sólo duda, o se pregunta, una forma sibilina de tirar la piedra y esconder la mano. Para dar credibilidad a lo que dice, da nombres de personajes conocidos aquí y allá, para que parezca que tiene algún conocimiento de lo que escribe.

Pero a pesar de que en este artículo se dicen muchas tonterías, no voy a ser yo quien las refute. Esto ya lo han hecho, y con gran acierto, en barrabes.com.

Lo que quiero comentar es la actitud de este David, que se ha ganado a pulso el título de francotirador. Si lo que escribía en este artículo ya me parecía de cierto atrevimiento, lo que escribe en su blog ya me parece una verdadera falta de respeto por los fallecidos.

Comienza el artículo de su blog con este párrafo (cita textual):

“Ayer me llamó Fernando Baeta, director de la edición digital de El Mundo, y me pidió que le escribiera algo sobre la tragedia que ha tenido lugar estos días en el K2. Escribí esto. No soy un alpinista ni un especialista en alta montaña (ni siquiera en baja) pero algo se me ha quedado de cuando escribí Nanga Parbat y Los huesos de Mallory. Todo lo que sé sobre montaña me lo han enseñado mis amigos Rafael Conde (con quien compartí media vida en Altair), Sebastián Alvaro, Luis Fraga y Paco Aguado. El resto lo he leído o me lo he inventado.

Creo que ya lo voy pillando, no es que sea sólo un francotirador que dispara a todo lo que se mueve, además, a cambio de dinero, dispara a donde se le dice. Eso alguien podría definirlo como “mercenario del teclado”.

Él mismo reconoce que no tiene ni idea de lo que es la montaña, de hecho los libros que ha escrito sobre la montaña son novelas (de más que dudosa calidad). Y reconoce que lo que no le han contado, lo ha leído o inventado. Y sin embargo, con una falta de respeto por los muertos, que hace muchos años que no veía, y que dice muy poco de él (o puede que mucho), se permite calificar a ciertas personas que no conoce, ni se ha molestado en conocer o saber quiénes son (y cito):

“Unos cuantos señoritos que cogen sus sherpas y sus porteadores baltís y se van a una de las montañas más acojonantes y difíciles del mundo como si fueran de excursión a La Pedriza.”

Vaya, donde está la ética, el rigor periodístico, la búsqueda de hechos, el contrastar la información. Fundamentos del trabajo de un periodista.

Oh, vaya, claro, me estaba equivocando, no estoy hablando de un periodista, estoy hablando de un Licenciado en Filología Hispánica reconvertido en novelista-columnista, en francotirador mercenario, a la búsqueda de patrón que page las facturas sin importar a quien o como haya que disparar.

En la cabecera de su blog cuenta (y cito):

“El primer melón me lo encontré en una playa andaluza, un día de verano. El último lo veo cada mañana al enfrentarme al espejo. ¿Qué me dirá ese tipo hoy?”

Está claro, hoy soy yo el que se encontrado un melón, un cabeza de melón. Y la pregunta que él mismo se hace tiene fácil respuesta: Chorradas.

Pero yo paso de este melón, yo soy más de sandía (y sangría).



sandía

4 Comentarios:

igertu dijo...

Aupa,

Muy buen resumen, de lo que está aconteciendo, creo que junto con la de barrabes, de las cosas más interesantes que he leído sobre le tema.

Al final poderoso caballero es don dinero, y lo único que quiere la prensa es vender.

Salu2

xento dijo...

Muy buenas, creo que no hay nada nuevo bajo el sol, ya sabemos como es este tema, y en algunos sitios mas que en otros.

Desde luego dando una ojeada a los comentarios relacionados con la noticia, en el blog personal de este tipo, quedan claras muchas cosas, una chulería y un desprecio increíbles en sus comentarios, los insulta (gilipollas, mamarrachos, señoritos, etc,,, son algunos calificativos de este señor) los denigra y se atreve a juzgarlos, dignas perlas de pedantería del periodismo rosa.

Son indignantes las respuestas de este tipo en su blog, no se si fueran familiares mios o amigos como quedaría la cosa, pero si no queréis encenderos, mejor ni los leáis.

En el 2007 sufrí una perdida en daulaghiri, en algunos medios, los comentarios fueron realmente dolorosos, incluso se llego a la risa y la alegría por la perdida, argumentado barbaridades, así que en parte estoy escarmentado, pero desde luego los limites de la bajeza moral son increíbles, y en este caso se superan, como ya es costumbre.



Salud2

ldiegoes dijo...

Hola fende, yo he puesto un comentario allí, sin ser anónimo.

Me jode que alguien ponga "He leido y me lo he inventado"...

En fin, algún día nos pondrán a todos en nuestro sitio...

Fende Testas dijo...

Aunque una persona pueda cometer una imprudencia. Aunque nos parezca que lo que haga sea una locura, una muerte siempre es una tragedia irreparable.

Me es imposible comprender como alguien puede "alegrarse" por algo así.

Saludos.

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